5 poemas de Miguel Hernández

Miguel Hernández nació un 30 de octubre de 1910 en Orihuela, Alicante.  A pesar de que voy un poco tarde, quiero recuperar 5 de sus poemas que para mi son indispensables y me hacen un viaje express a través de su vida y su obra.

Sangre que no se desborda, juventud que no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni relucen, ni florecen.

Si hablamos de Miguel Hernández hablamos de Ramón Sijé, esto es así. El siguiente poema es uno de los poemas más especiales para mi. Cuando pienso en Miguel Hernández pienso en sus versos ‘tanto dolor se agrupa en mi costado…’ Este dolor tiene nombre y apellidos: un recuerdo agonizante de la pérdida de su mejor amigo, Ramón Sijé, que murió a los 22 por una enfermedad.

1.Elegía a la muerte de Ramón Sijé (10 enero, 1935)

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernandez

2. Para la libertad (1938-1939)

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

Muchas veces el amor va de la mano del dolor y como diría Neorrabioso “dentro de la herida siempre hay un bolígrafo” y para Miguel Hernández esto es muy real.  A pesar de que su mujer fue Josefina Manresa también se le relacionó con la pintora y artista Maruja Mallo. Lo que está claro es que el amor y sufrimiento que brota de este está muy presente en la obra de Hernández.

3. Besarse, mujer

Besarse, mujer,
al sol, es besarnos
en toda la vida.

Ascienden los labios
eléctricamente
vibrantes los rayos,
con todo el fulgor
de un sol entre cuatro.

Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.

Descienden los labios
con toda la luna
pidiendo su ocaso,
gastada y helada
y en cuatro pedazos.


4. Todo está lleno de ti

Todo está lleno de ti,
y todo de mí está lleno:
llenas están las ciudades,
igual que los cementerios
de ti, por todas las casas,
de mí, por todos los cuerpos.
Por las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
venidos desde muy lejos.

Voy alado a la agonía,
arrastrándome me veo
en el umbral, en el fondo
latente del nacimiento.

Todo está lleno de mí:
de algo que es tuyo y recuerdo
perdido, pero encontrado
alguna vez, algún tiempo.

Tiempo que se queda atrás
decididamente negro,
indeleblemente rojo,
dorado sobre tu cuerpo.

Todo está lleno de ti,
traspasado de tu pelo:
de algo que no he conseguido
y que busco entre tus huesos.

5. El rayo que no cesa

¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?
¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

13 ¡Comentarios!

  • Mario Mancera
    29/03/2020 at 23:30

    Los poemas de Miguel Hernández deberían estar más presentes en los estudios de literatura de los colegios, como una forma de sensibilizar a la juventud hacia la aceptación de una justicia social verdadera.

    Responder
    • Marta Vilella
      03/04/2020 at 17:11

      Toda la razón. Muchas veces pasa que a esa edad no lo apreciamos y es más tarde que volvemos a estas obras geniales 🙂

      Responder
  • fernanda
    31/05/2020 at 00:49

    me encanta la poesia soy sorda y me comunico con lenguaje de señas tienes un maravilloso blog un abrazo

    Responder
    • Marta Vilella
      20/10/2020 at 21:06

      Hola Fernanda 🙂 ¡Muchas gracias por tu mensaje! Espero que disfrutes de todos los poemas. Un abrazo grande.

      Responder
  • angel
    10/07/2020 at 22:08

    bellos..

    Responder
    • Marta Vilella
      20/10/2020 at 21:14

      Muchas gracias Ángel, que los disfrutes mucho 🥰

      Responder
  • Luis Inédita
    11/10/2020 at 22:52

    Hola Marta,

    no sé si sigues dándole caña al blog, pero buscando blogs de reseñas di con el tuyo, y me halaga, como admirador, encontrar antes que nada algo dedicado a Miguel Hernández. Desde que descubrí de pequeño que había cuchillos carnívoros, mi sangre ya no corrió del mismo modo nunca más. He buscado esto que te dejo al pie entre los recuerdos.

    Un saludo y felicidades por el blog, no me extraña que haya sido recomendado.

    Bolígrafo asesino,
    te clavas en el papel
    buscando la herida,
    en los tachones te regocijas:
    corazones, calaveras y alas.

    A veces recuerdas
    que también hay espacio
    para el olvido.
    A veces a ciegas,
    con los ojos bien abiertos,
    escribes, retorciendo las palabras.

    No te da miedo asustar,
    “y es que a veces está bien
    asustar un poco”;
    como dice Bunbury
    agarrado al cartón-piedra
    y unas tijeras.
    Pues cada uno,
    tiene su manera de desmoronar la realidad.

    24 de enero de 2012

    Responder
    • Marta Vilella
      20/10/2020 at 21:17

      Hola Luis, muchas gracias por pasarte por aquí!! Es cierto que está un poco inactivo pero tengo en mente retomarlo, queda mucha poesía para recomendar 🥰

      Responder
      • Ricardo Ferreirós
        10/02/2021 at 20:54

        Ánimo y adelante Marta.

        Responder
  • juan
    02/11/2020 at 10:43

    me a ayudado a aprobar mi trabajo de lengua

    Responder
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