Algunas veces la vida nos separa de nosotros mismos, aparece la poesía, con las miradas de reojo, sospechando de todos los amaneceres
No miento si digo que Escandar Algeet es una pieza clave en la generación de poetas contemporáneos y en la expansión de la poesía que estamos viviendo últimamente. ¿Os habéis fijado? Librerías con sección de poesía llena, las redes rebosando poesía, en la calle, en metro, en las basuras. ¡En todos lados vaya!
La gente está leyendo poesía más que nunca, acudiendo a recitales, escribiendo, agitando la cultura poética y los límites artísticos hasta llegar a nuevos horizontes. Escandar es un poeta que ha salido del Madrid poético al que se mudó a los 17, del vivero de escritores que fue el Bar Bukowski en su día hasta que lo cerraron y decidió coger las riendas el Aleatorio bar.
Despeinada, ojerosa y a toda risa. Ultimamente mi vida está preciosa.
La poesía de Escandar conecta porque nos mete de lleno (sin vaselina ni nada) en el hilo argumental de su vida, sus emociones y sus miedos. Desde su primer libro, Alas de mar y prosa, hasta el más reciente La risa fértil nos ha llevado como a un niño en brazos a través de su evolución y nos ha contado su historia.
Un amigo me dijo que Escandar era narrador de historias profesional, más que poeta. Y razón no le faltaba. Escribe prosa poética y nos va dejando caer perlas que llegan a nosotros como una bomba, con su misma crudeza a la par que verdad.
No tenemos por lo que luchar, nos da igual la mierda mientras no nos salpique.
Me da la sensación que en cada post repito lo mismo, que el poeta o poetisa en cuestión tiene la magia de provocar una catarsis emocional, de que los que estamos detrás leyendo nos sintamos identificados y confiemos un poco más en este mundo. ¡Y así es! Porque aunque no nos lo parezca, hay muchísimos motivos para hacerlo, solo hace falta subir un poco la mirada y verlos. Sin duda alguna, Escandar es uno de ellos.
Perder la fe es como perder las llaves de tu propia jaula y, aferrado a tus barrotes, dudar de si ojalá esté abierta o cerrada
Todos sus poemarios
Son cinco los libros de poesía que ha publicado Escandar hasta ahora. Libros que están en las librerías… esperando que los leas 😉
Alas de mar y prosa, 2013
Un invierno sin sol, 2013
Ojalá joder, 2015
Y toda esa mierda, 2015
La risa fértil, 2017
Solo creo en el destino porque me puso la zancadilla para que pudiera caer en tus brazos.
Escandar habla de amor, desamor, sentimientos encontrados, confusión, birras de más…Pero también escribe desde la vertiente más reivindicativa, alzando la voz para poner palabras a la realidad de una sociedad desigual, injusta y llena de contradicciones.
Es en Ojalá joder y Y toda esa mierda donde plasma su disconformidad con lo establecido. Según sus propias palabras:
Y toda esa mierda son ostias contra mí mismo, velocidad, intoxicación, humo, heridas y unas manos manchadas de tanto hurgarme, o de escarbar hasta el último gramo de culpabilidad como si pudiera tirar de la cadena después. Y amor. Mucho amor. Mucho.
Ojalá joder es mi rabia de primavera, mi lamento de paisajes caducos, mi incomodidad ante la miseria. Quizá sea el momento de corregir la proclama: No vamos a cambiar el mundo. Lo estamos haciendo ya.
Los videopoemas de Escandar Algeet
Uno de mis poemas preferidos dentro de Un invierno sin sol, es el poema que lleva el mismo título que el libro. Creo que resume a la perfección la esencia del libro y los sentimientos que Escandar va desgranando en cada poema: el amor cuando empieza y la forma en que se vive el desgaste de este. ¡Estamos de suerte! Hay un vídeo poema precioso recitado por el autor, aquí os lo dejo para que lo disfrutéis:
Otro de los poemas más famosos es el de Co-razones. Lo podemos encontrar dentro de su primer poemario Alas de mar y prosa.
En el Club Cronopios de Barcelona me topé con Escandar recitando O todavía y me hechizó.
Con estos videopoemas me despido. La poesía de Escandar Algeet es la flecha en llamas que llega directa al corazón. Al leer sus versos muchas veces siento que me fundo con el sentimiento que está narrando y eso… ¡no tiene precio!
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